Planes

Ahora que hace bueno, hay días que me gusta pasear por la playa (Sí, aquí tenemos playa en el río). Muchas veces voy a primera hora cuando no hace tanto calor. La arena me recuerda a la humanidad, porque aparentemente es una masa uniforme, es arena sin más, pero si coges un puñado y la vas filtrando entre los dedos, ves que cada partícula es única y diferente, trozos enanos de piedras y conchas erosionados durante miles de años. Me gusta pisar descalza la hierba recién regada, es una sensación estupenda.

El otro día había un chico bastante atractivo haciendo footing en pantalones cortos. Pensé que parecía agradable. Que igual me gustaría conocerle, y no sería dificil. Que era tan sencillo como tomar la decision y acercarme, quizá él estaría más encantado que yo. Quizá me sonriera, o no. Igual odia que le hablen cuando para a descansar, igual tiene novia y se escandaliza, igual… igual me falta valor. Leí hace un tiempo en Biofrutismo, el blog de las ttjas, una frase que me encantó: «Uno no puede elegir lo que le pasa, pero sí cómo se lo toma«.

No hablé con el chico, pero sí que decidí que no pasaría el verano en Marbella con mi aburrida familia. Me voy a Valencia a visitar a mis primos. Es una decisión un tanto extraña para mis padres, porque casi no les conozco, pero mi tía parece encantada, así que pasaré por lo menos parte del verano con gente de mi edad.

Playa de las Moreras

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